sábado, 30 de marzo de 2013

Jueves Santo en Sotillo

Hola, amigos de Sotillo.

Jueves Santo. Hora de Vísperas,................................

Inquietos e inseguros preparativos con la plaza llena de expectantes espectadores...,ruidosos capuchines acomodándose sus disfraces ...,desaliento entre los más fervorosos al intuir palabras gruesas de auxilio para completar cuartetos porteadores de las imágenes..., finalmente los tres ansiados toques de campanilla anuncian el inicio de la actuación procesional.




"Miserere meus Deus, ..." se entona con más entusiasmo que acierto, al unísono y con potente voz.  Asistimos al primer milagro: la carroza del Cristo en un acelerado y entusiasta impulso logra superar raseando por milímetros el dintel de los portones de entrada.  "

Et secundum voluntatem tuam dele iniquitatem meam..."




 Una luna plena se insinúa vencedora de la noche  iniciando un juego al escondite con trozos de nubes aún bermejas por el sol.

 Un potente e hiriente primer fogonazo surge del suelo con claras intenciones de insinuar la elevación del espíritu por encima de las cosas.



 El "Amplius lava me, et a pecato meo munda me..." es contestado por un "Perdón, perdón, Dios mío...", que el coro de mujeres entona  y en diálogo interactuará durante toda la ceremonia.

 A lo lejos y dando profundidad al silencio de las ya visibles estrellas, los tambores marcan con solemnidad la cadencia de la marcha...



"Tibi soli pecabi et  malumcoram te feci...,"

Se suceden las hogueras que ¨subsumen¨ al espectador en un mundo onírico, medieval, mágico y para algunos religioso, al tiempo que perfilan un mini ejército de alabarderos que descubrimos forman parte de la comitiva...

"Amante Jesús mío, ¡oh! cuánto te ofendí...", 



Redobles de tambores y toques de cornetín lejanos...

"Miserere mei Deus, et secundum voluntatem tuam, dele iniquitatem mean".

 Se acabó el texto del librillo y hay que iniciarlo de nuevo para indicar que somos una y mil veces, toda la vida, pecadores ...

   




Durante muchos años la Semana Santa de Sotillo ha marcado un hito dentro del año. Ha sido la constatación del limitado eterno retorno que es la vida. Otros mojones marcarán el trascurrir de esta vida, pero siempre quedará indeleble la marca de un tiempo, unos amigos, un pedazo de vida intensamente vivido dentro del paisaje físico y vital de Sotillo.

                               Texto de: Juan José Villuela Gonzalez

                               Fotos de: Pascual Arroyo Ordoñez