El sábado 23 de mayo se realizó la ruta de senderismo por la zona de Frías. A ella acudimos unas 35 personas, la mayoría de Sotillo, pero también otras de La Horra, y de Roa.
La noche había sido lluviosa, así que temíamos “un día de perros”, pero no fue así. Al coger el autobús en Sotillo, a las 8 de la mañana, el cielo estaba cubierto y acaba de escampar.
Algo más de dos horas más tarde arribábamos a Frías. Allí iniciamos la marcha por un camino entre tierras de cultivo que nos condujo a Valderrama, una pedanía de Frías, con muy pocos habitantes. Allí tomamos el bocata al lado de la fuente del pueblo, a la vez que hacía su aparición el panadero en una furgoneta, y que algunos aprovecharon para renovar el pan.
Continuamos la marcha entre pinares hasta Tobera, un bonito pueblo castellano. En la iglesia había una “primera comunión” con algunos invitados, y nos acercamos a curiosear.
El pueblo estaba surcado, por el cauce de un riachuelo (el río Molinar), que desde el puente permitía ver una de las cascadas más bellas de la provincia. En lo alto de la cascada estaba la ermita de la Virgen de la Hoz, excavada en la roca. Tras subir hasta la ermita por escaleras y senderos, allí nos esperaba el autobús, que nos acercó hasta Frías, donde comimos la colación que traíamos en las mochilas.
La sobremesa fue para repasar una vez más la belleza medieval de sus calles, el castillo, y la torre medieval elevada sobre el río Ebro, para cobrar el impuesto del “pontazgo”.
A las 5,30 de la tarde iniciamos el regreso con la sensación de haber pasado un buen día, y el cansancio de “una buena marcha”. La lluvia por esta vez esperó a mejor ocasión.
