Hace varios años, cuando se cortó la arboleda y se dieron los primeros pasos para construir el nuevo colegio, Amancio se puso manos a la obra y realizó un par de esculturas de dos niños, sujetando un libro abierto en sus manos, y con un perro a sus pies como símbolo de ternura.
Durante este tiempo han permanecido expuestas en "La Casa Grande" en tanto se construía el nuevo colegio. Hace unos días el Ayuntamiento las ha colocado en el sitio para el que estaban destinadas: al lado del colegio, incrustadas en el paisaje urbano sotillano junto a otras muchas donadas por el mismo autor. Una vez más, desde aquí damos las gracias a Amancio por su altruismo.
Al lado se ha colocado un banco de piedra donado por Caja de Burgos, a la que igualmente agradecemos su gesto.
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