no temáis por lo que ha de venir,
pues nada es tan temible como el propio miedo.
El corazón late aun alegre como un corzo
y por las arterias corre sangre gozosa de estar viva.
Ahuyentad las sombras que os exigen
certidumbres más allá de la vida misma
y mirad a los ojos de aquellos que os aman:
en ellos veréis brillar toda la felicidad de vuestros años venideros.
pues nada es tan temible como el propio miedo.
El corazón late aun alegre como un corzo
y por las arterias corre sangre gozosa de estar viva.
Ahuyentad las sombras que os exigen
certidumbres más allá de la vida misma
y mirad a los ojos de aquellos que os aman:
en ellos veréis brillar toda la felicidad de vuestros años venideros.