Esta foto la podríamos publicar en la sección recientemente inaugurada de "que tiempos..." pero no, es para que vean el estado en el que se encuentra el reloj de nuestra iglesia. Ese reloj que, hora tras hora durante tantos años, nos indicaba si teníamos que ir a comer, merendar o incluso levantarnos de la cama. Ahora lo hemos sustituido por otro más moderno, ni tan siquiera lo tenemos que dar cuerda, incluso lo podemos programar para que por la noche no nos moleste y hasta sabe tocar a misa.
Es una pena que un reloj antiguo (ahora en silencio), con el valor tanto económico como histórico que tiene, se quede en tan mal estado y vaya empeorando con el paso del
tiempo, cubriéndose con el palomino de las palomas.