El cura párroco le comentó a Cándido que convenía hacer una rampa en las escaleras de la iglesia, para que pudieran acceder más fácilmente los ancianos o personas minusválidas.
Así que, ni corto ni perezoso, él mismo la realizó, e incluso construyó un tercer escalón, ya que los dos que había eran muy altos. Y en vez de hacerla en las escaleras principales, que tienen más pendiente, la hizo en la entrada que hay por el “Juego de Pelota”.
Y esta Semana Santa ya ha podido utilizarla el que lo ha necesitado. Desde aquí agradecemos la colaboración desinteresada de Cándido.
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