A las 12 repicaban las campanas para anunciar la fiesta y la procesión. A las 12’30, con puntualidad británica, iniciaba su recorrido la carroza.
Es difícil saber si había más gente que otros años, pero de lo que no había duda era que hacía un calor veraniego, más de 30º, nunca visto antes. Eso no impidió a los Quintos y danzantes bailar a la virgen, prácticamente ininterrumpidamente, desde la iglesia hasta la ermita, con sus castañuelas y sus vivas, con su sudor y algún trago.
Al llegar a la ermita se congregó un numeroso público, y un año más, antes de entrar se bailó una jota castellana ante la virgen, al son de las dulzainas y tamboril.
Luego tuvo lugar la misa y los almuerzos populares de las peñas, a base de jamón, queso y vino.
Tras el refrigerio poco a poco se inició la vuelta, unos en los remolques enramados, otros en coches, y la mayoría a pie.
Y como decían antaño algunos danzantes cuando la virgen entraba en su ermita: ¡Hasta otro año, “emosa” (hermosa)!
Os ofrecemos algunas imágenes y videos para que los que no estuvisteis os hagáis una idea.
Video de la procesión:
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