Como cada año, los miembros y amigos de la peña “El Roble” realizamos una
convivencia gastro-cultural. En esta ocasión, el lugar elegido fue la preciosa ciudad lusa
de Oporto, cuyo centro histórico fue declarado por la UNESCO patrimonio de la
humanidad en 1996. Durante tres días tuvimos ocasión de recorrer sus calles y
callejuelas, llenas de arte e historia, así como de visitar sus monumentos más
emblemáticos: la Catedral románico-gótica (ss. XII-XIII), junto con su palacio episcopal
emblemáticos: la Catedral románico-gótica (ss. XII-XIII), junto con su palacio episcopal
y el curioso “pelourinho” (columna salomónica frente a la fachada). La iglesia y Torre
dos Clérigos, desde cuya cima, de 76 metros y tras haber subido más de 200 escalones,
se puede disfrutar de una excelente vista de la ciudad. Después de cruzar el famoso
puente de hierro Luis I, a 60 metros de altura sobre el Duero, descendimos al vecino
municipio de Vilanova de Gaia, donde embarcamos en un tradicional “Rabelo” en el
que hicimos un delicioso crucero fluvial, tras el cual visitamos una de las numerosas
productivos del famoso vino de Oporto, así como de una degustación de algunos de los
mejores caldos de la denominación. La estación de San Bento, el mercado do Bolhao, el
jardim dos namorados con su palacio de cristal o la famosa librería Lello & Irmao
fueron otros de los lugares que pudimos gozar.
Pero Oporto no sólo es monumento e historia; es una ciudad con gran vitalidad y
cuyas gentes, amables y sencillas, nos hicieron disfrutar, aún más si cabe, de nuestra
estancia. Por supuesto que no faltamos a la cita de su fabulosa gastronomía, en la que
dimos cuenta de estupendos platos de bacalao, pulpo, arroz, las típicas tripas o la
“francesinha”, todo bien regado con excelentes “vinhos verdes y maduros”.
Con cierta “morriña y saudade” dejamos la ciudad, pero también con la alegre
esperanza de una próxima convivencia el año que viene, si los dioses así nos lo
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