Burgaleses frente al coronavirus
«Me siento como que me hubiera pasado un tren por encima, el coronavirus te deja baldada»
INÉS GARCÍA ARROYO, PACIENTE DE COVID-19 DADA DE ALTA
Después de una semana ingresada en Aranda de Duero, el viernes recibía el alta y regresaba a su domicilio en Sotillo de la Ribera
Después de pasar una semana ingresada en el hospital de los Santos Reyes de Aranda de Duero tras dar positivo en coronavirus, Inés García Arroyo regresaba el pasado viernes a su casa en Sotillo de la Ribera. Esta ribereña de 61 años, dejaba atrás días de mucha fiebre, malestar, incertidumbre y cierto temor. Ahora se enfrenta a otros quince días de aislamiento, pero con una visión positiva y optimista. Su marido, también con COVID-19 permanece todavía en el centro hospitalario arandino, evolucionando favorablemente. Además, la enfermedad tocó a su hermana de forma más severa, estuvo ingresada en la UCI del Hospital Universitario de Burgos, pero también con final feliz, ya que abandonó el centro hace unos días.
«Me siento como que me hubiera pasado un tren por encima, me ha dejado baldada, estoy débil y todavía necesito descanso», detalla Inés, con una voz que, sin embargo, denota fuerza y optimismo. Satisfecha cuenta que afronta su último día de medicación, «pero todavía me quedan dos semanas en cuarentena y los médicos me han dicho que tenga mucho cuidado, que no coja frío, que no haga nada, que no me canse, todavía estoy débil».
Parece que ha pasado un mundo desde el domingo 15 de marzo cuando notó de lleno las consecuencias del virus. Llamó al centro de salud de Roa, donde rápidamente cogieron el teléfono para dar instrucciones y «me pusieron en aislamiento junto a mi marido y mi hijo». Echando la vista más atrás, cuenta que previamente había notado algunos síntomas, pero no les dio mayor importancia hasta comenzar con febrícula. «Antes de ello, ya llevaba una semana que me notaba rara, no tenía gusto, no tenía ganas de comer, me sentía que no era yo, que me faltaba fuerza, pero no le das importancia piensas que hay días que estás más floja», explica.
Lejos de mejorar, durante el aislamiento en casa empezó a notar la subida de fiebre, «hasta cuarenta grados, no podía ni moverme», por lo que cinco días después fue trasladada al hospital arandino donde quedó ingresada. «Yo no lo he tenido muy agudo, me faltaba un poco de respiración en el pulmón, no he tenido apenas neumonía, pero estuve muchos días con fiebre altísima, lo pasé muy mal». Respecto a cómo afrontó su situación, Inés confiesa que solo pensaba: «no puedo irme que tengo muchas cosas que hacer en este mundo. Me acordaba de mi hijo, mi marido, mi madre y que no me podía ir».
Ahora, espera de forma inminente el alta de su marido que ingresó más tarde y que todavía está en el hospital de Aranda. «Me ha dicho el médico que le darán el alta en uno o dos días». También su hermana se vio tocada por la enfermedad, «ha estado muy grave, muy mal en Burgos, pero afortunadamente le dieron el alta este lunes». Sobre cómo se pudieron infectar, insiste en que es «imposible» saberlo, pero entre las hipótesis están algunos viajes a Madrid, «yo lo achacó a allí».
Inés solo tiene palabras de agradecimiento para el personal que la atención en el Santos Reyes, «lo diré de por vida, solo tengo buenas palabras y reiterar las gracias por cómo nos han tratado los médicos, los enfermeros, todo el mundo, estoy muy contenta». Por ello, insiste en la importancia de la calidad sanitaria, «a ver si nos hemos dado cuenta de las barbaridades que hemos hecho con tantos recortes, que no se nos olvide».
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