Con un tiempo veraniego, la Semana Santa se desarrolló con normalidad, siguiendo las tradiciones de toda la vida. A pesar de que se había quedado que la procesión debía trascurrir toda unida, el Jueves Santo fue similar a otros años, con mucho espacio entre los cuatro pasos que procesionaban ese día. Sin embargo el Viernes Santo, los seis Pasos desfilaron muy seguidos, dando una impresión de continuidad que añadía belleza al conjunto procesional. Además todos los Pasos estaban cubiertos por personas vestidas con el traje correspondiente, la gente guardó un mayor silencio durante las procesiones y las calles estaban vacías de coches.
Este año estaba la novedad de los "carros" para cuatro Pasos que antes eran llevados a hombros: el Ceomillo, el Cristo la Bola, el Nazareno, y el Tumbao. Parece que se ha acertado con el cambio, ya que resultaron del agrado de la mayoría, tanto la agilidad y versatilidad de los carros como la belleza y buen trabajo realizado en las telas que rodean a los mismos. Desde aquí damos las gracias a todas las mujeres que, de manera altruista, durante muchas tardes se han dedicado a confeccionar las telas, bajo la dirección de Inés y Juli; y a José, Guillermo y Quique por la construcción de los carros.
Es inmensa la lista de personas que de una u otra manera participan para que la Semana Santa sotillana salga cada año adelante: montar y desmontar el monumento, prender las hogueras, tocar los tambores, trompetas, vestirse de carapuchines negros o morados, cantar en el coro Miserere o el coro parroquial, soldados romanos, nazarenos, preparación de los Pasos, limpieza de la iglesia... y esto facilitó que se desarrollase con la buena voluntad y buen hacer de toda la vida.
Entre otras cosas la Semana Santa de este año será recordada como una de las más calurosas desde hace bastantes años. El Jueves Santo y el Viernes Santo las temperaturas superaban en algunos momentos los 25º, y no hay más que observar las fotos que vemos en el blog estos días relativas a esos días.