Ribera. 14/02/2010. TÓRTOLES DE ESGUEVA.
SUCESOS
Óscar Uriel Callejo, de 36 años de edad, se desplomó al suelo en el minuto 10 de la segunda parte del partido. Las maniobras de reanimación que le practicaron resultaron infructuosas
Una ambulancia del Servicio de Emergencias trasladó el cuerpo del jugador. (Foto: F.L.)
DB / Sotillo de la Ribera
El deporte está otra vez de luto, en esta ocasión el más modesto, el que se disputa sin cámaras y por amor a los colores del pueblo. Ayer falleció Óscar Uriel, de 36 años de edad, en el campo de fútbol de Tórtoles de Esgueva mientras jugaba el equipo local contra el de su pueblo, Sotillo de la Ribera.
Ambos conjuntos comparten el Grupo 6 del XXXI Trofeo Diputación Provincial de Burgos. Corría el minuto diez de la segunda parte del encuentro, en torno a las 17:40 horas, cuando el jugador, que se encontraba caminando por su demarcación de lateral izquierdo en el terreno de juego, se desplomó al suelo sin que mediara ninguna acción previa ni contacto con otro futbolista.
De manera inmediata, acudieron a socorrerle tanto los integrantes de ambos equipos, entre los que se encontraba uno de sus hermanos, como el público que asistía al partido, comprobando que el joven se encontraba con la mirada perdida, poco pulso y una respiración dificultosa.Mientras se esperaba la llegada de las asistencias sanitarias, sus propios compañeros junto a un socorrista y un policía que se hallaban siguiendo el juego llevaron a cabo las primeras maniobras de reanimación cardiopulmonar sin obtener resultado.
Hasta el lugar de los hechos se desplazó un equipo médico del Centro de Salud de Roa, así como una ambulancia y el helicóptero del Servicio de Emergencias 112 de Castilla y León para poder llevar a cabo un traslado urgente. Sin embargo, también todas las actuaciones que emprendieron para intentar recuperarlo resultaron infructuosas, no pudiendo por más que declarar el fallecimiento de Óscar Uriel poco después. Su cuerpo fue trasladado hasta el Centro de Salud de Roa, donde a continuación salió hacia el Instituto de Medicina Legal de Burgos, donde se le practicará la autopsia.La noticia causó honda conmoción en Sotillo de la Ribera. No en vano, era miembro de una familia muy conocida, sus padres habían regentado una tienda hasta hacía poco tiempo, y recientemente se había construido una casa en la que vivía con su compañera.
Igualmente, también conmocionados se mostraban en el lugar del suceso. «Es algo que has visto en la tele y piensas que nunca te va a tocar. Pero cuando lo ves tan cerca te deja hundido», reconocía Domingo Casado, entrenador del Tórtoles de Esgueva y delegado del Trofeo Diputación en la localidad.En términos similares se pronunció el diputado provincial de Deportes, Luis Jorge del Barco, quien reconoció que era una jornada de luto para todos los integrantes de este torneo y todos los deportistas en general. De hecho, con carácter inmediato se iniciaron los trámites y, en apenas un par de horas, se decidió la suspensión de la jornada de hoy del trofeo en señal de duelo.
Los inviernos fríos, oscuros, a veces, consumen la esperanza., de David Costalago Meruelo
ResponderEliminarHoy a las 18:45
Si algún tirano de los recuerdos ahora me dijera que debo elegir sólo unos cuantos de entre los almacenados en mi memoria episódica, y deshacerme de todos los demás, la decisión sería cercana al suicidio.
Mi memoria es tan mala, que me bloquearía con el mismo esfuerzo de intentar recopilar los mejores momentos de mi vida.
Sería como obligarme a elegir una sola canción con la que desaparecer en una isla desierta, y olvidada (de nuevo el olvido, frío y oscuro como este invierno). Las posibilidades de dejar atrás algo importante son demasiado altas como para asumir ese riesgo, y no podría evitar el colapso mental.
Este invierno, más frío y más oscuro que otros, se presenta como el dictador de memorias. Este invierno, frío, oscuro, más que otros inviernos, ha hecho que este domingo se me encojan las costillas.
Tengo claros unos pocos de los recuerdos que siempre guardaré. Algunos pasan por el mismo lugar, lugar encajado allí donde no hay sombras por no llegar el sol (noches eternas al calor de las glorias), y por la misma gente, habitantes de la alegría de mi memoria.
Las estaciones frías, oscuras, hacen pensar en lo que nos queda de una forma algo distinta: comparándolo con lo que se va.
A veces queda la vida, y se va el recuerdo. Otras se va la vida y deja el recuerdo. Depende de lo frío y oscuro que sea el invierno. Este invierno, frío y oscuro.
Este invierno tengo claros ciertos recuerdos que no se irán…
Pasan por mi cabeza tardes de domingo en campos de cardos y piedras. Campos que hacen daño. Que encogen costillas.
Pero no son estas piedras ni estos cardos los que quedarán. Ganará la luz, y el recuerdo de aquel lugar, de sus gentes y de lo que se compartió (no importa cuánto, importa el resto).
Los inviernos fríos, oscuros, pasan y se alejan. El recuerdo, no.
Seguiré arrastrándome hasta la primavera.
Óscar In Memoriam .
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