Hace unas semanas que la acacia situada junto a la ermita de santa Ana desapareció. No ha sido el viento, ni las tormentas de este crudo invierno los que han acabado con sus días. Ha sido el hacha o la motosierra la que lo ha derribado.
Quizá estaba medio seco. o estorbaba, o quizá ya no se posaban los pájaros en sus ramas. Lo que está claro es que no ha sido repuesto.
Sotillo es un pueblo que tiene muy pocos árboles en su casco urbano. Y los que hay van cayendo. Hace poco las recien cortadas arboledas de los alrededores, o hace un par de años otra arboleda para hacer el colegio nuevo. Con cariño recordamos aquellas acacias de la plaza de Abajo, ubicadas junto al muro, que la piqueta se llevó por delante; o los cerezos y ciruelos de la orilla de la carretera, a los que nos subíamos a por su fruto, o los…
Está claro que a veces no queda más remedio que cortarlos porque es mayor el beneficio que el perjuicio, pero deberíamos seguir el refrán de “a rey muerto, rey puesto”.
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