La ruta partía de Retuerta y llegaba hasta el pequeño pueblo de Ura, encajado en el cañón del río Mataviejas, un paraje no muy conocido pero por eso mismo encantador, pues se mantiene auténtico y podemos disfrutar de los buitres sobrevolando nuestras cabezas.
Se Sotillo salimos con sol, pero en Retuerta las nubes ya amenazaban lluvia, tal como decían los pronósticos y enseguida empezó a caer de forma fina y luego más intensa mezclada incluso con copos de nieve en las partes más altas del recorrido.
Pero el paisaje era tan espectacular y había tantas ganas de disfrutar que lo sobrellevamos bastante bien. También la mayoría fuimos preparados.
Almorzamos en un pueblo casi sin vecinos, Castroceniza y de allí cogimos la senda paralela al Mataviejas. Antes de llegar a Ura nuestro guía, José Luis, un voluntario de Retuerta, nos subió hasta un maravilloso mirador desde donde pudimos disfrutar de unas magníficas vistas de todo el cañón, así como de la compañía, aunque un poco huidiza, de los buitres.
Ura es otro pequeño pueblo prácticamente deshabitado pero ubicado en un enotrno muy bonito y con casas restauradas.
La ruta finalizaba allí, pero nos trasladamos en el autobús hasta Covarrubias donde comimos. Después Efrén nos sugirió visitar el monasterio cisterciense de Villamayor de los Montes, otro tesoro desconocido, donde fuimos muy bien atendidos por una monja muy comunicativa y actualizada, en el lenguaje y en la forma de pensar.
La visita era gratis pero se lo agradecimos cargando todos con un buen surtido de pastas caseras hechas en el convento.
El grupo fue estupendo y con la colaboración de todos se pueden organizar estas y otras actividades de las que disfrutar.
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